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Es obvio que mi sobrino encontró en su papá lo contrario a lo que Camila le contó, a pesar de que se sintió molesto cuando Pedro le dijo que no sabía de su existencia, lo perdonó, no se acordó que yo, su tía Cynthia, la que hacía “la mejor pizza napolitana del mundo”, me había peleado con su mamá por exigirle a su padre que se haga cargo y terminamos separadas por años.
El tiempo que compartió con su padre le bastó para entender que su mamá había sido muy egoísta.Pedro le abrió las puertas de su vida, le dio todas las comodidades que Camila le negó y jamás le habló mal de ella.
Desde aquel día en que Augusto encontró a Pedro pasaron casi nueve meses hasta hoy, que estoy en la cocina de su casa esperando a que él salga de su pieza.
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